Se entiende como vulgarismos, la manera coloquial de nombrar a las cosas desde un punto de vista común o chabacano, como quiera decirse. El Vulgarismo viene de la palabra vulgar, que se entiende de la forma incorrecta de comportarse gramaticalmente frente a lo natural.
En la actualidad las redes sociales albergan una infinita cantidad de vulgarismos, que van desde simples expresiones, hasta frases totalmente sacadas de contextos que le generan una expresión relativamente vulgar ante su significado real.
Esta extraña transformación del idioma que se experimenta a diario en las redes sociales va evolucionando hasta convertirse en un campo de batalla donde nadie sabe lo que escribe y tampoco lo que entiende. No existe siquiera una lógica aproximada que nos haga suponer que este proceso de comunicación va más allá de la forma como se expresa la gente, en la calle, en su entorno social y por su puesto en su entorno virtual.
Luego y para que no queden dudas desde proceso evolutivo, tenemos los 120 caracteres del twitter que nos da la posibilidad de introducir una expresión en una linea o dos, haciendo que al mismo tiempo la gramática termine siendo liquidada por el 90% de estos usuarios.
Por ejemplo, términos como petardas o abuja, nos entregan una serie de significados que van de confusos significados, hasta alteraciones terribles que confunden su dimensión hasta alterar no solo su significado, sino también su forma de pronunciar y su forma de gramatical. Un desastre lingüístico por donde se le mire.
Esta nueva ola que está liquidando nuestra expresión escrita hasta deformarla, hace que los medios de comunicación masiva, apunten a esta problemática de modismos desnaturalizados y a los centros educativos le corresponden insistir en la formación correcta del lenguaje, hasta para que el alumno entienda que no siempre salirse de la formalidad nos hará superiores.
Lo contrario a esto sería caer en el desgobierno del correcto uso de nuestro idioma.
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